El continente más
grande del mundo, ocupa una superficie de 100 veces España y alberga a 100
veces más población. Es cuna de culturas y civilizaciones milenarias, por lo
que pretender aseverar desde el
“pedestal” occidental que “se equivocan
“en cualquier cosa, me parece algo
inmensamente arrogante. Sin
embargo, la evolución del mundo que ha conseguido que superemos los niveles de vida,
mortalidad infantil y de adultos, además del incremento de la renta, alimentación,
sanidad y acceso a la información global
de redes, se ha estancado en esta parte de la tierra en particular en algunos
conceptos. El papel de la mujer en casi todo este mundo, es fundamental. No hay
duda de ello y el que lo cuestione falta a la reflexión somera y más a la
profunda. En Africa y en Asia, la mujer es la verdadera columna vertebral sobre
la que descarga el peso de la mayor parte de las actividades “corrientes” y
cotidianas, pero las peor valoradas en cierto sentido. En Latinoamérica, ocurre
algo parecido pero distinto y distante, solo en algunos aspectos.
El papel de la
mujer en la inmensa mayoría de países asiáticos
esta reducido a una semiesclavitud real y general. Estamos centrados en Asia, así
que dejaremos a Africa aparte esta vez. El florecimiento de las actividades
comerciales en Japón, China, Thailandia, Malasia, Corea, Filipinas, etc., no ha
conllevado en paralelo una mejoría general en el papel de las mujeres en las
actividades que las “culturas milenarias” consideran propias de ellas. Observen que no he mencionado a ningún país Musulmán,
excepto a Malasia. La excepción Malaya es absolutamente temporal. Ya está prohibida
la mayoría de las actividades no islámicas, ya hay tribunales islámicos con más
rango que los civiles y ya la escuálida mayoría musulmana por efectos de la
demografía ha conseguido que Malasia sea
Republica Islámica, o sea, la milenaria convivencia entre chinos,
indios, malayos e indoeuropeos, está llegando a su fin. El camino desde 1958
hasta ahora ha sido lento, pero los acelerones islámicos se palpan en la calle,
mucha Petronas pero nada de todo lo demás. Los Malayos que producen son los no
islámicos como “debe ser”, y solo los ricos y su inmensa parentela de opresores que mantienen a la población en una
semipobreza de comida y transporte barato, y en una incultura absoluta, pueden
manejar los resortes y recursos del país. Los países musulmanes están fuera de toda clasificación por mi
parte, en lo que se refiere a las Republicas Islámicas al menos, para mí es un
oxímoron, que refleja una “contradictio in terminis”. Republica e Islam es tan
compatible como era la “Democrática
Alemana”, un horror lleno de asesinos y
torturadores. También Jamayryya Libre y
Socialista de Gadaffi tenía un nombre de los de asustar y embustero. Por eso ni
me molestare en trasladarles lo que siento en un país Islámico, con leyes que
controlan los “pecados” no los delitos y con filibusteros despiadados
controlando que las mujeres no salgan de su oprobio milenario. Quizas desde que
el hombre comprendió que era necesario su intervención para procrear y clamo
venganza por tantos años de engaño. Ya esta bien. La población masculina Islámica,
para mi es absolutamente despreciable al interpretar como absoluta la verdad
sobre las mujeres que ellos aplican. No es eso lo peor sin embargo. Lo peor y más
grosero es como ciertos occidentales “entienden” y comprenden esos aspectos de
la “cultura” aceptándolos como si fuese algo que hay que tolerar y soportar.Desde
la ablación al Burka, desde la lapidación a la incultura. Los hay que lo hacen
por dinero, y los hay quienes lo hacen por rechazo a la cultura occidental en
general, y a la Judeoamericana en particular. Por lo que para atacar a aquella,
promociona esta tremenda perversión.
Nunca sabremos
valorar que la única cultura que respeta, valora y protege la igualdad de género
es la americana, anglosajona y “calvinista” por generalizar. Aunque Calvino no
fuese un ejemplo hoy, lo fue en su día y en su tiempo, y aunque Jefferson
tampoco, si lo fue y ha permitido evolucionar hasta aquí como ninguna otra
cultura. Lo que ocurre es que con la debilidad europea, hemos permitido que se
beneficien de la democracia que ha costado miles de años y centenares de millones de
muertos, los que no solo no creen en ella sino los que quieren dinamitarla. Y
¿saben que les digo? Que lo están consiguiendo. Y a marchas forzadas. Si hay
meritos en los responsables que se les reconozca de inmediato. Así pues, mucho
rascacielos y mucho “glamour” pero el burkha avanza, el IS prospera, Hussein
Obama los protege , dinamita su propio partido, y Europa continua con su
buenismo estúpido de financiar a nuestros enemigos con nuestros impuestos. Eso si, con
la ayuda como siempre de las izquierdas más radicales. No tenemos futuro y Asia
no tiene presente humano, solo es fachada para proteger a los beneficiarios de sus
tristes sistemas opresivos , lo cual es absolutamente despreciable. Pobres mujeres del
mundo asiático, ellas mismas gritan su “vivan las cadenas”, convencidas de que
es un símbolo de identidad y una predestinación insalvable. Algunas tienen la posibilidad de salir,
otras, la mayoría, no pueden abandonar su territorio que las estruja y exprime, y nunca jamas
les pertenecerá a ellas sino a sus esposos o Gerifaltes.
Como conclusión,
no inviertan en Asia mas allá de lo que un plazo de recuperación corto o muy
corto pueda proporcionarles. Ni tiempo ni dinero. No hay futuro sino para ellos,
y ese mundo, del que algunos disfrutan, no es un mundo Justo ni correcto, sino
de explotación y anticultura. Nos quieren solo para sacarnos nuestros
conocimientos y nuestras aportaciones monetarias, del resto nos desprecian con bastante
generalidad, sobre todo porque somos estúpidos, débiles y temerosos de perder nuestros “derechos”
irrenunciables. A reflexionar.
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