IDEAS Y PALABRAS
Violeta Yangüela
El ideólogo norteamericano, Robert
Kagan afirmaba en un artículo publicado en el New York Times que las
diferencias de Europa y Estados Unidos en relación a la visión de ambos lados y la manera de
enfrentar las amenazas y los peligros del mundo de hoy se expresan en dos vertientes. Una, en la creencia europea de que los
Estados Unidos exageran los peligros y dos en la forma de afrontarlos.
Agregaba que para enfrentar esos
peligros, los norteamericanos necesitan de la legitimidad que Europa puede
proveer, pero en el esfuerzo europeo por contrarrestar el poder unipolar
norteamericano, los europeos apuestan a que los riesgos del terrorismo y de los
tiranos nunca serán tan grandes como el “riesgo del Leviatán americano”.
El autor terminaba su artículo
preguntándose qué podría pasar si la apuesta europea resultara equivocada.
En un foro global, Mijail Gorbachov afirmaba que para arrancar de raíz el
terrorismo no basta con aplicar medidas policiales o militares. Para
el ex presidente soviético se hace necesario combatir y atacar las
causas, entre las que mencionó las desigualdades entre ricos y pobres, a través
de un respuesta de “unión de esfuerzos” a nivel global.
Joschka Fisher en una Conferencia de
Seguridad y en esos momentos ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, proponía como respuesta a la “yihad” musulmana
la democratización y modernización de
Oriente Medio a través de la justicia, la eliminación de la discriminación de
la mujer, la lucha contra la corrupción y la violencia y a favor de la
educación. Para Fisher se hace necesaria una estrategia común de cooperación en
la política, en la economía, en el derecho.
El señor Fisher parte del criterio
de que la “yihad” desea llevar a occidente a una guerra de cultura y al mismo
tiempo impedir la modernización de los países musulmanes. La receta es el contraataque “no sólo con
medios militares” sino con una estrategia de cooperación en los planos
económicos, políticos y sociales.
En campaña electoral, el líder del Partido
Socialista Obrero Español (PSOE), José Luis Zapatero, anunciaba que de ganar las elecciones
generales, el Ministerio de Asuntos Exteriores pasaría a llamarse “de
Exteriores y de la Cooperación” comprometiéndose a que España destinaría a
finales del 2008 el 0.5% del PBI para ayudar al desarrollo.
El señor Zapatero aspiraba que
España fuera reconocida internacionalmente “no por abanderar guerras ilegales e
inmorales sino por liderar la ayuda al desarrollo”.
Mientras Kagan se preguntaba si la
apuesta europea resultara equivocada,
la cooperación a través de la “unión de esfuerzos” de Gorbachov, la
estrategia común de Fischer y el 0.5% de Rodríguez Zapatero, el pensador búlgaro Tzvetan Todorov afirmaba
que Europa debe formar un ejército europeo para ser una “potencia
tranquila” y que una Europa pacifista
dejó el camino expedito a Hitler por lo que los pacifistas fueron los
responsables de la Segunda Guerra Mundial.
A pocos años de esas ideas y
palabras, ¿es válido el argumento de la administración norteamericana para
enfrentar las amenazas o por el contrario es válida la posición europea de
minimizar esas amenazas y procurar resolver los conflictos con una política de
cooperación? ¿De dónde provendrán los
fondos para esa cooperación y cuánto será
suficiente? ¿El 0.5%, el uno el
dos el tres, el cinco del PBI de los países cooperantes? ¿Tendrá razón Todorov
y serán los pacifistas nueva vez los
responsables de repetir la historia?
v.yanguela@codetel.net.do
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