“En España de cada diez
cabezas, nueve embisten y una piensa.” Esta genial
frase de Unamuno ilustra mucho el paisanaje del solar patrio. Es un hecho cierto y hasta nuestros
estúpidos gobernantes que no solo lo saben sino que lo practican, lo usan como
arma arrojadiza para seguir en el poder. Todos los pueblos tienen su “bicha”,
su odio larvado, su filia incongruente e
incondicional y su paralela fobia. Pero es que en este país de pandereta,
sangría y corrupción, somos extremados. Es un símbolo nacional el Trapo rojo.
Trapo rojo excitante que el torero agita delante del toro para que embista a
gusto excitado por el color y el movimiento hacia donde le espera el vacio o la
muerte. Pero el noble bestiajo, arremete una y otra vez sin remedio. Somos
igualitos, calcados, gemelares. Lo primero es el “Jurgo”. Aquí el País está dividido entre los dos grandes y
además está el propio de las distintas ligas y torneos. Si se incluyen los
internacionales, prácticamente se agita futbol cada semana del año, pero
especialmente cuando se necesita desviar la atención ciudadana de cualquier
asunto incomodo para los gobiernos de cualquier tipo. Pero elevando el tiro
cuando nos dejamos la bilis babeada encima de lo que huela a Bancos y antiguas
Cajas, violadores de todos nuestros derechos y sensibilidades ciudadanas,
embestimos al trapo rojo también sin mirar al impulsor; como cuando creemos que
el petróleo es de los productores y que son ellos los que fijan los precios y
no desde las ventanitas de los rascacielos de NY o de Rotterdam. Pues no, nada
es lo que parece aunque sea más que evidente. Si los Bancos, las eléctricas,
las petroleras, las gasistas, las autopistas, telefonía, muelles,
aeropuertos, y todo lo que se menea
hacen lo que hacen, despellejándonos y silenciando que más de la mitad de lo
que nos cobran son cargos gubernamentales incluidos en sus abominables
oligopolistas facturas, es porque pueden. Porque les dejan hacerlo, les
consienten e incluso llegaría a decir que les obligan. Y luego claro, esos “favores”…
se devuelven también a nuestra costilla. Los Gobiernos consentidores, no solo
no nos protegen de los estafadores sino que son ellos los mayores delincuentes.
Europa nos lo dice…ahora, a buenas horas, cuando ya no quedan más que telarañas
en las reservas, la deuda creada por la corrupta casta
es impagable y los parados reales, autónomos y demás no apuntables alcanzan
casi los 7 millones. Con el boletín
oficial, las agencias tributarias confiscadoras y los tribunales contaminados
como armas de destrucción masiva, pueden hacer de una democracia la más
perversa de las dictaduras en muchos
aspectos. Que no nos insulten, que no nos agiten trapos rojos, que muchos saben
y otros intuimos lo que hay detrás. A
reflexionar.
1 comentarios:
Siempre resaltando el "Oro" en sus letras, porque la nostalgia, del desfalco en la guerra civil, hacia México y Rusia, en su huida, sigue pesando.
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