ACOSADOS Y ASUSTADOS.- L. Soriano
Este país nuestro, donde hasta hace poco era imposible vivir
mejor, se ha convertido en un infierno para los residentes permanentes sin
posibilidades de escape. Como de una dictadura comunista de las más aberrantes,
somos como peces en una bañera donde la secta que nos gobierna caza a placer.
Dice nuestro ilustre amigo Javier Ybarra. “Cuando los políticos se ponen de acuerdo para anteponer la
parte personal a la general, surge la Secta”. Así pues cuando me refiero de este modo a ese medo millón de “ruleros”
que maneja nuestros impuestos, no creo estar ni exagerando ni crispando. Es
simplemente que nos han perdido el respeto y nos toman como a “comida barata”.
Actualmente vivimos asustados ante
el acoso de la secta, de una manera que nos crea una angustia vital vivir en este
país si no perteneces o te sometes a ellos. Tienen el poder de arruinarte la
vida, de juzgarte, embargarte, aplicarte la Ley vigente adecuada a sus intereses,
desahuciarte, asaltarte las cuentas bancarias y expoliarte de todos tus
recursos. Con toda la parafernalia y el apoyo de las “instituciones”
contaminadas”, en poder de sus co-religionarios, parientes, y próximos.
Lo peor no solo es quien aplica
las Leyes, sino las Leyes que aplican, hechas a la medida para la indefensión más
abyecta, con paralelismos sangrantes con autocracias criminales. Cada vez que
nos llaman al teléfono a una hora rara, nos entra ansiedad, cada vez que llega
el cartero, nos abruma la angustia esperando la notificación confiscatoria,
cada vez que salimos a divertirnos nos sentimos perseguidos por las necesidades
de recaudar de las administraciones. Debemos darles cuentas al comer, al beber,
al fumar, al comprar, al vender, al cobrar y al pagar. Debemos cumplir
normativas incumplibles y desalentadoras, y nos aplican leyes civiles, fiscales
y mercantiles que se extrapolan de otros lugares donde las estructuras las
permiten seguramente, pero que aquí no tienen absoluta cabida. Somos prisioneros de sus BOC,s o de lo que quieran cambiar de
las Leyes desnortadas que elaboran, con decenas de refundidos, modificaciones y
cambios para canalizar la recaudación salvaje sin contrapartida visible ni
rigor en el gasto.
Si se fijan, nos advierten y nos
convencen de que “los servicios hay que pagarlos”. Es cierto. Lo que ocurre es
que se los pagamos a varias administraciones y varias veces. Porque deberíamos responderles
que ya pagamos seguridad social, además de la que pagan por nosotros, casi un
40% de nuestro salario. Pagamos los autónomos, módulos, Impuesto de sociedades,
Impuestos sobre la renta, Impuestos sobre el consumo, sobre combustibles, sobre
comunicaciones, impuestos de importación, y una retahíla mas, que no sabemos
bien a donde van. Ya que entre otras cosas, vienen las Administraciones locales
y nos cobran Ibis, rodajes, basuras, donaciones, sucesiones, Incremento de valor
de los activos, y las reclamaciones por estimaciones de valor de los inmuebles
y demás. Sin contar las multas, a veces sangrantes absolutamente recaudatorias.
Y lo de antes, ¿dónde va?
¿Creen que en este país se puede
vivir, cuando la secta y unos pocos millones de privilegiados, por disfrutar de
prebendas no extensibles a todos los españoles en general, son los únicos que
pueden vivir con cierta holgura y los demás al crujir de dientes? Yo
creo que hay dos países paralelos, ya que las cuotas, las tasas, las minutas u
honorarios tasados, todos los precios “oficiales” en general no contemplan retroceso. Y la solución que encuentran
los gobernantes es acosar y asustar.
Acosando a los ciudadanos hasta extremos muy complicados y asustando a
emprendedores, a gente con iniciativa y a quienes pueden aportar algo a la
sociedad. Los más expuestos a la voracidad son los que más han ahorrado, mas han
producido, mas han cotizado y eso se refleja en que tienen alguna propiedad o
recurso a su nombre que es fácilmente expropiable. Yo soy incapaz de entender tanta estupidez y
tanta mezquindad. A reflexionar
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