ALTERNANCIA, o alternativa.
L. Soriano
Cercanas palabras con significado muy lejano, distinto y distante.
La alternancia, imprescindible para que nada se enquiste, y nada se enrarezca, ni se creen clientelismos, ni amiguismos que ahoguen la meritoria, y taponen a otros posibles valores con derecho a expresarse, a desarrollarse y a proponer nuevas ideas y modelos, siempre dentro de un pensamiento semiplano, sin grandes cambios, no es igual a alternativa. Condición necesaria, pero no suficiente democráticamente hablando.
Entiendo que la Alternativa es girar, rotar, cambiar el rumbo, la estrategia, el enfoque y la velocidad.
¿Qué creen que necesitamos en España para salir de esta crisis o instaurar un buen gobierno, que cumpla con su cometido y con el espíritu de lo que la lógica impone?
Fuera de todo partidismo, teniendo como norte el bien común, el progreso de la sociedad, sea o no grato lo que se expone o se solicita, sea o no favorable a intereses electorales temporales bastardos, no legítimos por ocultadores de realidades o de promesas fatuas y brindis al sol.
Churchill les prometió “sangre sudor y lágrimas a los británicos”. Sus oponentes, Chamberlain y Astor, entre otros, prosperidad y bienestar al apoyar a Hitler.
Hoy seriamos Albania o Nazis. Gracias al que prometió dolor, y a quienes le ayudaron, del otro lado del mar, hoy Europa es como es.
Necesitamos una alternancia, es evidente y para ello cambiar la Ley electoral se hace imprescindible. No podemos consentir 30 años de Gobiernos monocolores en ciertas circunscripciones locales o autonómicas que no cambian ni a la cúpula. Los resultados son evidentes. Retrasos, subvencionados y anestesiados, aparte de incultos y dependientes. Es terrible que para que en este país donde mana la ignorancia porque se premia y fluye la idolatría “izquierdosa” pero apesebrada, donde lo peor se encarama sin escrúpulos a las más altas instancias corrompiendo las instituciones, se tenga que llegar a las cotas más bajas rayanas en la miseria y la desesperación para que se decidan a cambiar, a regañadientes. Pero me temo que será para que nos volvamos a deslomar, arreglar todo, limpiar la casa, hacer posible el sistema de nuevo y que ellos, los que nos despeñan, regresen a dilapidarlo todo otra vez. Sin embargo la desesperanza es mayor cuando no hay alternativa.
En este momento, la alternativa no es gran cosa, porque el clientelismo desborda la vida política. Pero no hay otra. Desviarle el voto solo serviría para debilitarla, y eso seria mortal de necesidad. Como peor que lo que tenemos no puede haber nada, siempre será mejor lo que venga. Y si nos quita de encima tanta mamandurria, a tantos indocumentados e incluso a individuos peligrosos enquistados en ciertas instituciones, policía o poder judicial incluidos, será para bien.
Hay original y fotocopia, y no se siente la ilusión de ellos, los que gobiernan o gobernaran por ese imprescindible cambio para que nos volquemos en propuestas arriesgadas y decisiones valientes que puedan invertir la tendencia, sacarnos de la crisis, darnos confianza en el país y en el futuro y proponernos como los indicados para caminar con nosotros hacia el éxito, la prosperidad, el bienestar y la gestión social avanzada.
Aboguemos por restringir los mandatos al mínimo y crear alternativas serias donde podamos participar todos, no solo la “casta” politica. Es la única salida.
A reflexionar
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